1. Pasear por las calles empedradas y descubrir la arquitectura típica de un pueblo blanco andaluz.
2. Visitar la iglesia de San Antonio de Padua y su impresionante campanario.
3. Disfrutar de la gastronomía local en alguno de los restaurantes de la zona.
4. Recorrer el barrio de la Villa para contemplar las vistas panorámicas de la costa de Málaga.
5. Conocer el Museo Arqueológico que alberga una importante colección de objetos íberos y romanos.
6. Participar en alguna de las fiestas locales como la Semana Santa o la Feria de la Vendimia.
7. Recorrer los senderos naturales que rodean el pueblo y descubrir la belleza de la Sierra de Almijara.
8. Visitar la Fábrica de la Miel para conocer la producción artesanal de este producto típico de la zona.
9. Contemplar el espectáculo de luz y sonido que se realiza en el castillo de Lízar durante los meses de verano.
10. Comprar artesanía local en alguna de las tiendas del centro histórico, como cerámica o esparto.